jueves, abril 27, 2006

Rosas

Poca gente sabe que me gustan las rosas, de hecho ha sido una flor presente en mi vida desde que recuerdo. Mi padre ya tenia rosales desde hace mucho y cuando nos mudamos a nuestra nueva casa lo primero que se plantaron en el jardín fueron rosas.

Si algo las hace diferente al resto de flores es ese contraste entre fortaleza y belleza: La rosa mas explendida suele hallarse custodiada por las espinas mas afiladas. A veces estan tan escondidas que cuesta verlas pero cuando encuentras una puedes acercarte... maravillarte con su belleza... embriagarte con su aroma... pero no puedes cogerla . Son así: Hermosas en su estado salvaje.

Siempre he sentido pena cuando se corta una rosa, cuando le arrebatan de su rosal, cuando le quitan sus espinas... se que no tardará mucho en morir... desnuda, despojada de su fuerte caracter empieza a perder su color, su aroma, su vigor. Muere siendo un despojo como Cristo murió en la cruz. Y la ves morir impotente.

Es curioso ver que hay personas que se parecen tanto a las rosas: un corazón cálido y fuerte rodeado por unas afiladas espinas. Embriagado por esa fuerza y esa belleza uno no puede más que desear acercarse aun a riesgo de salir lastimado. Sólo puedes acercarte cuando esas personas apartan sus espinas.

Si algún dia estás lo suficientemente cerca como para arrancar una ¡¡¡No lo hagas!!! si arrebatas a esas personas sus espinas, si las arrancas de su rosal, si intentas cambiarlas egoistamente, haciendo que sean diferentes...veras como se marchitan y mueren quedando un despojo de lo que un dia fueron.

Las rosas son rosas, no margaritas, las personas son como son, no como deseamos que sean. Si eres capaz de entender lo que digo busca entre las espinas de la gente y puede que algún dia alguien te deje ver la rosa que se esconde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ruben
sé que estas son palabras para una rosa de colores distintos a los mios, con otras espinas y de otro rosal, pero ¡cómo me han hecho pensar tus palabras en ti mismo! Creo que tu tambien eres una rosa. Y sinceramente, de las más bellas. Eres una rosa salvaje, muy salvaje, casi parecida a las zarzas del bosque. Una rosa con tantas espinas que la gente, de un simple paseo, no encuentra en ella a la auténtica flor que custodian sus espinas. Pero yo no cruzé en tu camino de paseo. Pacientemente contemplé ese enredo de espinas y hojas pensando qué gran secreto debian guardar. Y con el tiempo las zarzas se abrieron tímidamente. ¡Y qué sorpresa la mia al ver tan hermosa rosa! Y frente a tempestades, mareas y soles creció una magia entre tu rosa y mis ojos, fruto de largos silencios del alma uno frente a otro. Y te dejé seguir creciendo en tu rosal, y no quité de tu zarza ni una sola espina. Si tu zarza ahora tiene menos espinas (almenos cuando soy yo la que pasea por tu bosque) és porqué tú mismo las dejas caer.

Espero que otros sepan mirar con los ojos del alma, porqué es sólo con esas miradas cuando se descubren las bellezas más espléndidas de la vida.

Un beso.
~Alba~

Gecko dijo...

UUUUUUUUAAAAAAAALLLLLAAAA!!!!!!!!!!!!!
Jo, tengo una sonrisa en mi boca y una
lagrima en mis ojos.Alba, yo nunca te consideré una rosa, mas bien te consideré como el mar: cuando estas en calma eres capaz de contagiarme esa paz y cuando estas alterada me infundes el valor necesario para adentrarme dentro aun a riesgo de salir malparado (aunque hasta ahora jamas ha sido así).

Sabes perfectamente que mis espinas
no solo me defienden a mi sinó a todo aquel que se acerca a mi corazón. No temas, no estan para dañarte, a ti no :)